martes, 14 de febrero de 2012

¿Tuvo algo que ver Hitler con Estados Unidos?

Aparentemente no, pero por manejos de política y al extremo de la política hipócrita como que si tuvo algo que ver.
Primero fue Stalin quien bajo toda sospecha  de los implicados en la guerra, trato de hacer pactos secretos, que Hitler no respeto, por que no deseaba repartir lo que consideraba sus conquistas únicas ligadas a su ego y a su prepotencia de no dar méritos a nadie más que a el mismo.
Nunca se ha descrito tal asociación Alemania-USA, un imposible ya que sus aliados eran Japón e Italia.
Pero corrían ansias de poder en las américas y no deseaban ser desplazadas del dominio del mundo.
Estados Unidos nunca ha sido coherente en lo que a bocas llenas predica y en lo que disimuladamente actúa.
Busco por todos los medios aliarse a la Alemania devastadora que por los años 1939-1943 arrasaba a quien se oponía a su paso, ganando en esos momentos la guerra.
Algún pacto secreto hubo, sin lugar a dudas, ya que la potencia occidental no actuó y dejo sin protección a sus aliados en Europa a la espera de que los nazis hicieran algún ofrecimiento.
Hitler y sus ansias de poder extremo nunca tuvo eco en las consideraciones norteamericanas
Y bajo sus premisas actuaban esperando no ser atacadas por quien deseaba ser su aliado.
Sopesada mente existía colaboración Usa-Inglaterra pero los oficiales ingleses desconfiaban enormemente de la colaboración gringa.
Invadida Francia, sometida gran parte de Europa y bombardeada el Reino Unido desde el lados de América se limitaban haber a cual partido jugaban si se aliaban a los cuasi derrotados o a los victoriosos nazis.
Pero Hitler menosprecio el poderío de todas las otras potencias en guerra que se unieron en su defensa y labro su fracaso por no aliarse a quien debía en su momento.
Cada bando por su lado luchaba por defender lo propio casi sin interesar lo de lo demás.
Hitler con sus frentes copados, creería que solo con sus aliados vencería y no tendría que partir el manjar; lleno de soberbia no aprobó alianza con Stalin ni con los Estados Unidos.
Su prepotencia llegaba a los límites de la locura y solo delegaba en sus inmediatos superiores que le aconsejaron siempre aliarse fuera a los rusos o a los estadunidenses, desatendiendo lo que creía eran imposiciones.
Documentos muy secretos hablan de la propuesta de tal alianza; pero como quien gana la guerra pone las condiciones, nunca se sabrá a ciencia cierta, por que Hitler no aceptó.
De políticas internas e internacionales siempre tendrán su halo de doble moral que cada gobierno con recelo cuida siempre en bien de sus intereses sin importar a quien doblegue.
Cada pacto siempre tendrá su lado periodístico, que es lo que se muestra al mundo y también sus cosas secretas que algún día, sacaran a relucir la verdad así sea a medias.

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