La mayoría de los aliados con los Estados Unidos han caído en desgracia y no por que hayan sido buenos gobernantes; no, por lo pérfidos, desquiciados y asesinos que se han mantenido aferrados al poder con la adquisicencia de la gran potencia.
En algún momento fueron aliados acérrimos del tío Sam, incondicionales de un lado y condicionados desde el otro lado.
El espejo alumbra si la luz llega de occidente y no es por altruismo, si no por que el apoyo se mantiene con fines oscuros sea por doblegar otro estado o para someterlo, a costa de los recursos del otro.
La sangre inocente corre para un absurdo fin; es el coste oneroso que pagan las victimas por mantener vigente el tirano que siempre se da ínfulas de triunfo sobre el fracaso de los demás.
Déspotas asesinos que se autoproclaman reyes sin trono, que su ambición ciega va mas allá de la sangre derramada, que bajo cualquier excusa; asesinan, detienen y desaparecen a quien no este aliado a sus ideales, volviéndose un opositor quien de señas de descontento.
Traidores a toda postulación que no sea propia de ellos va en contra del estado y se les persigue para ajusticiarlos.
Algunos desgraciados voy a enumerar, pero sabiendo que la lista es larga pero mi memoria corta:
Ferdinand Marcos en Filipinas, Augusto Pinochet en Chile, los generales asesinos de la Argentina, los corruptos presidentes de Colombia, Alfredo Stroessner de Paraguay, Mubarak de Egipto, Saddam Hussein de Irak, en algún momento Gadafi de Libia, los Somoza en Nicaragua, el general Noriega en Panamá, y la mayoría de jeques y califas de los países árabes, que son caso aparte, doblegando a sus gobernados con religión y ellos derrochando en países occidentales de lo mundano prohibido, por ellos validado.
El descontento generalizado conlleva olvido y reproche y hasta volverse enemigo de quien se creía aliado.
El uno impone respeto, el otro sumisión extrema para doblegar los gobernados con fines generalmente funestos para la población.
De mantener las buenas relaciones, concesiones hay que dar para mantener el apoyo que colectivamente es malo en el país gobernado, castigado con opresión y odio.
Terminan generalmente sin el apoyo popular, que disimuladamente retira también el país amigo con alguna excusa tonta, que siempre esta atenta a los cambios y a la democracia.
Y de ser apoyados por la gran potencia, terminan mal siendo perseguidos, desterrados, destituidos y en el peor de los casos, ajusticiados para borrar la memoria y empezar la nueva escena.
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