Que importa, una tierra, un territorio, una bandera, una nacionalidad, un estado en si. Banalidades en el mundo de hoy que no le importa la justicia social ni mira el futuro todo consumido en presente. Fracasaron todas las intenciones por mejorar destrozaron las familias se perdieron las fronteras y vivimos en un perfecto caos donde con maquinas perdemos nuestra libertad. Suplantación y aun con regímenes gobernantes que se resisten a perder el poder, manipuladoras empresas mas poderosas que muchos estados y una avaricia sin limite para seguir expropiándose de todo y dejar nada, deslegitimando cada día al mismo ser humano.
Hoy rigen desde antros llamados escritorios por personajes que no conoce el público en general, formando una academia de seres súper-poderosos y dando lineamientos a nivel mundial, siempre manipulando la economía y dictando sin regaño pero teniendo que obedecer a los gobiernos de turno.
La usura como medio de control regida hoy por bancos mundiales que tienen mejor estadística que los mismos gobiernos regionales. Ellos hacen parte de esa academia trágica que llevan las riendas del mundo al caos total sin importar instituciones como la familia, soporte de las sociedades sanas.
El mundo es libre cuando gasta en banalidades y esclavo cuando le llegan las cuentas, ahí si es donde se ven los pilotes del consumidor sin razón que cae en la locura por las deudas.
Todo se desbordo, la prostitución, las drogas ilícitas, la corrupción general y las ínfulas guerreristas de siempre del que no quiere perder el poder y cada día más esclavo de sus deudas.
Estados manipuladores que han regido al mundo y hoy día ven que tras ellos llevan la debacle general por no tener soporte a tanto exceso y hoy carente de todo buen juicio, buscan la manera de dar un pare y volver a comenzar.
El tiempo apremia y el daño ya esta hecho, los estados súper-poderosos entre si miran un nuevo horizonte que solo queda en foros y sin resultados, dejando la puerta abierta para una nueva guerra mundial que en si será la solución final para enderezar el rumbo.
Sin más remedio que esperar en un futuro poco claro, que va sin rumbo a la debacle mundial.
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