Empresas de papel, las más grandes timadoras del mundo, empresas de fachada, legalizadas y su accionar protegido en todo país.
Juegan como mafias monopolísticas y en su juego, atraen, distraen, discriminan, roban y engañan todo en la mayor legalidad.
Ideas brillantes con perversas intenciones, que van más allá de la justicia y la ley.
Intangibles sus productos, un completo descaro a las normas, que causan mas desigualdad y exclusión, solo operando en gentes poseedoras de bienes de consumo ávidos de tener mas y cumplir sus sueños de avaricia.
Empresas sin productos, vendedoras de ilusiones, que solo son una marca con un local y empleados superconectados, casi que espiando a los demás.
Son los monopolios de lo injusto, de lo irreal, que hicieron un negocio creando expectativas y visionarios los inventores que llenaron sus arcas a punto de engaños.
Validaron la avaricia, haciéndola una obligación rutinaria para el crecimiento empresarial y personal, sin mostrar jamás las desventajas como disgregadoras de la condición humana.
Para sobrevivir no se requiere un banco, ni un seguro, ni siquiera el turismo; esas necesidades te las crearon las empresas de papel, incitadoras del consumismo.
El modernismo trajo esos monstruos que se impregnaron en toda sociedad, contaminándola con sus bajezas y partiendo de sus mentiras con su slogan de crear una sociedad más equitativa. Mentira histórica esa, tal vez la peor, el cáncer de la desigualdad y la corruptela mundial.
El mundo hasta seria más equilibrado, degradando esas empresas de papel y llevándolas al ostracismo. El monopolio esta creado y en su mismo nombre muestra lo degradante de su significado, uniendo dos palabras que por aparte expresarían “única enfermedad” de ahí lo aberrante para las sociedades corrompidas por el consumo.
Bancos, aseguradoras, empresas de turismo a la larga no se necesitan para vivir aunque por medio de la publicidad en las cuales están muy extendidas muestran los beneficios de lo que viéndolo bien, es un fraude.
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